En la ansiedad por separación hay un temor por parte de los niños a separarse de los padres, que incluso puede darse al pasar de una estancia de la casa a otra, sin necesidad de alejamientos mayores.
Llanto, dolor de estómago, vómitos, miedo a que les pase algo a los padres... son algunos de los síntomas que pueden presentar estos niños.
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Por un lado el niño ha de ir afrontando esos miedos para lograr una autonomía adecuada para su edad. Por otro hemos de analizar qué hacen los padres para manejar el problema, porque puede que sus intentos, lejos de solucionarlo, estén alimentándolo. El objetivo no es que el niño no llore, es que vaya tolerando el alejamiento progresivamente. Por tanto, irse a escondidas o extenderse en explicaciones tranquilizadoras, no son buenas ideas.