Tratamiento de la bulimia en Bilbao

Detrás de cada límite hay una transgresión, más grande cuanto más grande el límite.

INDICE DE CONTENIDOS

01 - ¿Qué es la bulimia y qué es el vomiting?

02 - El tratamiento psicológico de la bulimia

03 - Causas de la bulimia: cuanto más controlas, más descontrolas

05 - La fuerza de voluntad no es fiable

06 - Las consecuencias (nefastas) de la bulimia

¿Qué es la bulimia y qué es el vomiting?

¿Son lo mismo?

La palabra bulimia etimológicamente quiere decir hambre de buey. La persona que sufre bulimia es como un río sin márgenes, tiene un impulso irrefrenable por la comida, y una falta de control respecto a las cantidades. Esto, a menudo se suele confundir con el síndrome del vómito (vomiting), lo que las clasificaciones antiguas llaman bulimia nerviosa o anorexia nerviosa. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo desde la terapia estratégica, han revelado una nueva categoría diagnóstica. Si bien el vómito en un principio es una solución tecnológica, una forma de compensar los excesos de comida, con el tiempo se convierte en algo netamente diferente: la persona come para vomitar, por el placer que le produce vomitar, no por compensar. Es una buscadora de sensaciones que ya no tiene el placer en comer sino en vomitar.


Así, la intervención en uno y otro caso, es radicalmente distinta. A la persona que sufre bulimia hemos de ayudarle a lograr un control sobre la comida, mientras a la que sufre de vomiting le ayudamos a recobrar el placer de comer.

El tratamiento psicológico de la bulimia, la clave de la solución

A nadie le gusta el primer cigarro. El primer whisky resulta desagradable y el café sin azúcar es demasiado amargo. Sin embargo, si se repite en el tiempo, un cigarro, un whisky o un café sin azúcar, pueden resultar muy placenteros.

Lo mismo sucede con el vómito. La chica con anorexia que empieza a perder el control y vomita para compensar, o la persona bulímica que vomita para librarse de sus excesos, si lo repiten durante un tiempo, pueden encontrar que vomitar resulta muy placentero y un fin en sí mismo, que ya no tiene que ver con la compensación. 

Tenemos demasiada fe en la explicación, en la toma de conciencia y en la fuerza de voluntad como forma de solucionar los problemas. Si quieres superar un trastorno alimenticio, no te fíes de la fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad, cuando la utilizas contra uno de los mecánicos más fuertes que tiene tu naturaleza, la capacidad de almacenar grasa, que es la forma que tiene nuestro organismo de asegurar su supervivencia, se vuelve totalmente en tu contra, generando a menudo efectos contrarios a los que quieres, esto es, engordar.

Causas de la bulimia: cuanto más controlas, más descontrolas

David Sojo Psicólogo Bilbao Causas de la bulimia

La bulimia nace de una buena intención. Es un intento de poner paz en relación con la comida que, sin embargo, acaba en guerra. Cuanto más controlas, más descontrolas. La persona que sufre bulimia, con frecuencia, pasa su vida entre dietas y atracones, consigue bajar unos kilos que recupera al claudicar frente a la comida. A primera vista parece que el problema es el atracón o la falta de fuerza de voluntad, pero no. Según un estudio de la American Psychologist, que durante 18 años comparó los efectos de estar o no a dieta, el 80% de las personas que estaban a dieta acababa con sobrepeso, mientras el 70% de los que no estaban a dieta, volvían a un peso normal. Conclusión: estar a dieta engorda.

Comer es un placer, y reprimirlo hace que, inebitablemente, el deseo aumente. La clave está en la fase de privación, de ayuno, de comida sana y gimnasio en la que, las ganas de tu organismo por disfrutar del placer que le has prohibido, se acumulan hasta el estallido que arrasa con todo lo ingerible que encuentra a su paso.

 

¿Y qué haces después de la explosión? Como es lógico, te propones recuperar el control de tu organismo restringiendo la comida, pero esta vez muy en serio. Esto no puede ser”, te dices a ti misma con absoluto convencimiento. Sin embargo no percibes que, como un voluntarioso hámster, te estás subiendo a una rueda que te dejará en el mismo sitio: un nuevo atracón.

 

Tardarás un día, dos, una semana… pero la privación acabará en un nuevo atracón. Porque en el momento en que, con toda tu buena fe, empiezas a privarte, has puesto la primera piedra del camino que te llevará de nuevo al infierno (atracón). Ya se sabe que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

Tratamos la bulimia

Somos psicólogos especialistas en el tratamiento de la bulimia en pocas sesiones y te atendemos en Bilbao y online.

La fuerza de voluntad no es fiable

Pero tú confías en tu buen hacer, en tu fuerza de voluntad. El problema ha sido que no le has puesto suficientes ganas, es cuestión de un poco más de fuerza de voluntad, la fuerza más sobrevalorada de la naturaleza. De esta forma, la fase de control te lleva, como la corriente del río (que por fuerte que sea termina mansamente en el ancho mar) al ancho atracón.

 

El bueno de Oscar Wilde no hace más que repetirte:la única forma de resistir a la tentación, es caer en ella”, pero a ti ese rollo no te va. Ya lo decía Agustín de Hipona, santo, padre y doctor de la iglesia católica, nada más y nada menos, también conocido por San Agustín, “la abstinencia total es más fácil que la moderación”. Así que vuelves a la abstinencia con más ganas e ilusión que nunca.

 

No sabes cómo ha sido, pero en un despiste, tu fuerza de voluntad ha arrasado con la nevera y la despensa. A ver si va a tener razón Nardone

en este libro cuando te dice que: “solo si te lo permites, podrás renunciar”. ¡Bobadas!, te has propuesto bajar esos 6 kg que te sobran y lo vas a conseguir. ¡Vuelta a la rueda!

Las consecuencias (nefastas) de la bulimia

Al principio todo va bien, pero si lees la letra pequeña, hay alguna contraindicación:


  • La tasa de mortalidad más elevada de todos los trastornos alimentarios se da entre los vomitadores no entre los anoréxicos, debido a la bajada de potasio que se produce al vomitar y que puede llegar a bloquear el corazón.
  • Cada vez que vomitas tu organismo actúa como un cactus quedándose con todas las toxinas y expulsando los nutrientes: cada vez estás más desnutrida.
  • La celulitis empieza a campar a sus anchas aunque estés en un peso adecuado.
  • Tu cabello se pone lacio y se empieza a parecer a una escoba.
  • La piel pierde elasticidad y brillo.
  • El esmalte de tus dientes se va consumiendo gracias a los ácidos del estómago.
  • La pérdida de electrolitos como el sodio o el potasio, puede llegar a provocar un fallo cardiaco: si, tu patatita puede llegar a pararse si vomitas mucho.
  • El hígado, los riñones y el páncreas tienden a comprimirse.
  • Aparecen unas terroríficas y gruesas venas en la cabeza.

Pero no seamos aguafiestas y no perdamos de vista lo más importante:

puedes comer absolutamente de todo y mantener tu peso ideal, ¡ahí es nada!

Enlaces de interés:

Anorexia juvenil

Vomiting

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