Una terapia breve centrada en soluciones y en el presente

“Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”

Albert Einstein

INDICE DE CONTENIDOS

01 - La Terapia Breve Estratégica. ¿Qué es y cómo funciona?

02 - ¿Por qué una terapia breve? Ventajas de la TBE: eficacia y eficiencia

03 - ¿Cuántas sesiones son necesarias en la Terapia Breve Estratégica?

04 - ¿Cuánto dura una sesión y con qué frecuencia son las sesiones?

05 - ¿Es gratis la primera sesión?

06 - La solución de problemas psicológicos: ¿presente o pasado?

07 - ¿Razón o emoción?

08 - Conócete a ti mismo ¿Seguro?

09 - Si hay un problema, hay una solución

La Terapia Breve Estratégica. ¿Qué es y cómo funciona?


No existe una sola psicología sino muchas y diferentes escuelas de psicología que tienen formas muy diferentes de ver a las personas, a los problemas y, sobre todo, a cómo se solucionan éstos. La terapia breve estratégica, es una de ellas. Se diferencia de las escuelas tradicionales principalmente en dos puntos clave:

  1. La importancia que se le da al pasado.
  2. El énfasis en comprender.

Respecto al pasado, la terapia estratégica lo considera como una fuente más de datos, no un procedimiento para solucionar el problema. Por obvio que parezca, el pasado no se puede cambiar; podemos cambiar los efectos del pasado en el presente.

 

Ir al pasado puede ser una buena idea si buscas una explicación, no tanto si buscas una solución, porque conocer no significa superar. De hecho hay personas que conocen perfectamente la causa de sus problemas, pero no lo pueden solucionar. El cambio no viene por evocar recuerdos sino por nuevas experiencias que producen nuevos aprendizajes.

 

Respecto a comprender, desde que Sócrates dijo aquello de conócete a ti mismo, asumimos que comprender es la vía privilegiada para solucionar todos los problemas. Sin embargo, el 99% de los problemas psicológicos, no son debidos a la falta de comprensión. De hecho, con frecuencia la persona razona perfectamente, pero no puede solucionar el problema. Una buena psicoterapia es aquella que cambia la forma de sentir, no de razonar.

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¿Por qué una terapia breve?

Ventajas de la TBE: eficacia y eficiencia


La terapia breve estratégica, al no priorizar el pasado ni la racionalidad sino el presente y las emociones que causan el sufrimiento, es más eficaz. Construimos protocolos eficaces (funcionan en más del 70% de los casos) y eficientes (en menos de 20 sesiones) para solucionar los problemas en el menor tiempo posible. Problemas que, por muy complejos que sean, no tienen por qué requerir psicoterapias largas. Es más, incluso puede ser contraproducente ir al pasado. Si una psicoterapia funciona, se tienen que ver cambios desde las primeras sesiones.

 

Solucionar un problema en 3 meses en vez de en 3 años, supone, en términos de calidad de vida para la persona, una gran diferencia.

¿Cuántas sesiones son necesarias en la Terapia Breve Estratégica?

Difícil de responder porque depende del tipo de problema. Algunos requieren una sesión, otros muchas más. El punto clave es que no se necesitan 2 años de psicoterapia para ver si funciona o no. Con la Terapia Breve Estratégica, si una psicoterapia funciona, tienes que ver cambios antes de la 5ª sesión.

¿Cuánto dura una sesión y con qué frecuencia son las sesiones?


El tiempo que dura una sesión no es un buen indicador de la eficacia de una psicoterapia. Más tiempo no significa mejor, e incluso puede ser al revés. Un psicólogo estratégico no trabaja por tiempo sino por objetivos. Cada sesión puede durar unos 45 minutos, sin embargo, si el objetivo requiere más tiempo, la sesión durará más.


Al principio las sesiones son cada dos semanas, salvo para casos complicados u objetivos muy concretos, en los que se deja una semana. A medida que mejoras se van espaciando las sesiones: cada tres semanas, al mes, etc. hasta llegar a un periodo de seguimiento (a los 3 y 6 meses).

¿Es gratis la primera sesión?

No, de hecho es la más importante. Un buen psicólogo empieza a intervenir desde la primera sesión para entender lo que está viviendo la persona, pero también haciendo las preguntas adecuadas que redefinan el problema o le hagan ver otros puntos de vista que llevarán al cambio, desde el primer día.


Cuando un psicólogo hace la primera sesión gratis, seguramente es porque no tiene mucha experiencia, y necesita tomarse tiempo para analizar bien los datos o preguntar a su supervisor clínico.

La solución de problemas psicológicos:

¿presente o pasado?

Haz un sencillo experimento: 

Entra en tu habitación, fíjate en un punto adelante y avanza hacia él mirando hacia atrás.

¿Qué tal?

Ahora prueba a hacer lo mismo mirando hacia delante.

Mejor, ¿verdad?

El ser humano tiene una irresistible tendencia a racionalizar los problemas y a buscar sus causas. El sentido común te dice que si lo entiendes y/o buscas su causa, podrás resolverlo. Sin embargo, esto no siempre es cierto, mucho menos cuando se trata de problemas psicológicos que son de todo menos racionales y unicausales.

 

La instintiva tendencia que tenemos a ir al pasado para solucionar problemas presentes, no es tan efectiva como parece.

 

Conocer la historia de la cerradura está bien; pero tener la llave que la abre está mejor.

Para bien o para mal, el pasado no se puede cambiar, sin embargo, sí podemos cambiar los efectos del pasado en el presente, así que un estratégico se centra en el aquí y ahora. Tenemos en cuenta el pasado para entender a la persona, y en los casos en que los que el problema está en el pasado, como en un estrés postraumático. 


Tratar de solucionar los problemas buscando la causa en el pasado, implica asumir que el ser humano funciona bajo una lógica lineal: el problema tuvo un inicio concreto e identificable que provoca la situación actual. Visión que no tiene en cuenta la complejidad del ser humano, Por ejemplo: lo que yo hago hace que tú respondas de una determinada forma y a su vez influye en mi respuesta que a su vez influye en la tuya, y así sucesivamente. 

 

Por si fuera poco, este enfoque no tiene en cuenta que, conocer no significa superar. Suponer que, si encuentras la causa de tu problema, por el mero hecho de hacerlo, lo superarás, es mucho suponer. 

 

De hecho hay muchas personas que conocen exactamente la causa de su problema, pero no lo pueden superar. Saber por qué empezó una guerra, no me ayuda a ganarla en el campo de batalla. 

 

Para rematar, la lógica lineal olvida que desde que surge el problema, el ser humano acostumbra a seguir viviendo mientras sigue haciendo cosas para solucionarlo, y resulta que, con inusitada frecuencia, son esos intentos de solución los que mantienen y agravan el problema con independencia de la causa inicial. 

  

Y la guinda es que no se tiene en cuenta que, tu mente, evolucionada para sobrevivir y no para recordar con exactitud el pasado, es una fábrica de recuerdos falsos, por lo que si vas a buscar causas, es muy probable que encuentres no solo causas sino culpables, traumas y algún dragón. 

 

Así, en una psicoterapia breve, enfocarse en el presente y el futuro es una forma más eficaz de solucionar los problemas.

¿Razón o emoción?


El ser humano es un animalito en busca de seguridad. Una de las razones por las que nos enfrascamos con tanta frecuencia en buscar causas, tiene que ver con nuestra necesidad de entender, de buscar una explicación racional que apague la incertidumbre, ese estado del que huimos como del demonio. 

 

Así, el otro gran clásico a la hora de resolver problemas es razonar, apelando a nuestra supuesta gran ventaja evolutiva, eso que nos distingue de los demás animales: la razón.

Vivimos en una era cognitiva, donde la razón es la fuerza suprema. Sin embargo, pocos, por no decir ninguno, de los problemas psicológicos, tiene un origen racional. De hecho, con frecuencia la persona sabe lo que debería de hacer, pero no puede. Un psicólogo estratégico no se centra en cambiar tus pensamientos, sino en hacerte vivir experiencias que cambien tus emociones, la clave de la resolución de los problemas.

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Conócete a ti mismo ¿Seguro?


Han pasado más de 2000 años y aún resuena el eco de Sócrates invocando aquello de: conócete a ti mismo, como si entender fuera la clave para resolver nuestros problemas. De hecho, muchas psicoterapias basan su trabajo en la toma de conciencia, y no es casualidad que, hoy día, todo lo que lleve el prefijo cogni-, del latín cognoscere, conocer, sea considerado como un sello de calidad.

 Sin embargo, en consulta nos encontramos continuamente con personas que razonan a las mil maravillas y entienden su problema a la perfección, pero no pueden superarlo. Como sucede en la depresión. ¿Por qué?



 

Y es que, en contra de lo que decía el bueno de Sócrates, la gran mayoría de los problemas no se basan en la lógica racional, más bien adoptan formas paradójicas (cuánto más controlo, más descontrolo), contradictorias (me propongo algo decididamente pero luego no lo hago), o basadas en la lógica de la creencia (actuar en base a una creencia provoca efectos que confirman dicha creencia).

 

Resumiendo, Socrates nos la metió doblada con aquel: conócete a ti mismo, y hoy día seguimos dando demasiada importancia a la explicación, a la toma de conciencia, cuando es más fácil sentirse mejor a consecuencia de lo que hacemos, que actuar mejor o diferente a causa de lo que razonamos.

Si hay un problema, hay una solución.

Si no hay solución, no hay problema.

La fábula del burro nos enseña como funciona esto de los problemas:

 

Había una vez un burro que siempre hacía el mismo trayecto en busca de agua. Una mañana, después de una noche de tormenta, se encontró un árbol derribado por un rayo en medio de su camino. Enfadado porque aquel árbol no debía de estar allí, empezó a darle cabezazos para apartarlo. Al primer cabezazo el árbol se movió un poquito, por lo que siguió dándole y dándole hasta dejar constancia de que su cráneo no era tan firme como el árbol.

 

El pobre burro y las soluciones intentadas, como dar cabezazos al árbol, pueden funcionar un poquito o pueden haber funcionado en un inicio, por tendemos a seguir repitiéndolas a pesar de no ser una buena solución.

 

Hay dos maneras de actuar: analizar las causas de la caída del árbol:

¿Por qué cayó el árbol? Porque le dio un rayo.

¿Por qué le dio un rayo? Porque había una tormenta.

¿Por qué había una tormenta? Porque había una borrasca

¿Por qué había una borrasca…

¿Por qué me tiene que pasar esto a mí ahora?

O pensar de qué forma podría esquivar o eliminar el árbol que me impide seguir mi camino. 

 

Da la sensación de que buscar porqués es algo útil, pero con frecuencia te aleja de la solución. En cambio, si te olvidas del porqué y te centras en cómo quitar el árbol del camino, podrás llevar a cabo cambios eficaces y duraderos sin ser meteorólogo.

 

Sobrevaloramos la influencia del pasado para la resolución de problemas, infravalorando el presente y, sobre todo, el futuro, cuando todas tus acciones están enfocadas al él: vas a comprar comida porque la necesitarás para cenar, pones el despertador para llegar mañana a tiempo al trabajo, estudias un máster porque quieres ascender en tu trabajo, etc.

 

Sufres por lo que ha pasado. Sin embargo, eso no se puede cambiar. Lo que sí podemos cambiar es tu percepción del pasado de forma que no te moleste y te puedas centrar en un presente que te permita construir un futuro.

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5 Consejos para encontrar

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Una psicoterapia es buscada, en primer término, no para esclarecer un pasado inmodificable, sino a causa de una insatisfacción con el presente y un deseo de mejorar el futuro.

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