Actualmente, ningún investigador serio pone en duda que el dolor no surge en los tejidos, y que se precisa una activación neurofisiológica para sentirlo.
Sin embargo, el cerebro dista mucho de ser un ente autónomo que controla el organismo, ya que el sistema nervioso se desarrolla gracias a la interacción con el entorno, y la mayor parte de sus funciones están íntimamente ligadas a él.
Buen ejemplo de ello es lo que hizo Federico II, el estudioso emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cuya sed de saber le llevo a idear un, a la postre, macabro experimento.
Para descubrir cuál era la lengua natural del hombre, recluyó a 30 recién nacidos en una casa, para ser cuidados por unas nodrizas que les debían dar los mejores cuidados, respetando tan solo dos reglas:
No hablar o interactuar de ninguna forma con ellos, ni hacerlo entre ellas en presencia de los niños. De esta forma, esperaba que surgiera en ellos la lengua natural, la lengua de dios.
El resultado fue que ninguno de los niños consiguió hablar, es más, murieron todos antes de llegar a los 3 años. Lo que ocurre en el cerebro solo se puede entender teniendo en cuenta el entorno.
Para saber qué causa el dolor de cabeza, hemos de tener en cuenta que lo que ocurre en el cerebro no es, ni mucho menos, determinante. Si bien la capacidad de sentir dolor es neurofisiológica, tanto su encendido como su cronificación están determinados por eventos externos al sistema nervioso.
Se presupone la existencia de un sustrato bioquímico o anatómico al dolor de cabeza, pero no hay ninguna prueba que lo respalde.
Los investigadores confunden correlación con causa. Que las proteínas,
enzimas o neuronas, estén involucradas en los procesos de dolor, no
quiere decir que sean la causa. Tener genes, proteínas, enzimas,
neuronas… esto es, un organismo, permite, entre otras cosas, sentir
dolor.
Sin embargo, el dolor es una emoción que no puede reducirse a biología. El sistema nervioso es garante de la sensación, jamás causante.
Las emociones son dinámicas que surgen de la interacción entre la persona y el entorno, no de una sinapsis, una proteína o un gen. Para saber por qué duele la cabeza, hemos de tener en cuenta el entorno y el
comportamiento de la persona.
Reducir la migraña a biología solo puede calificarse de simplismo.
03 El dolor es una emoción
El dolor de cabeza es una reacción cargada de valoración, no de peligro real o de daño físico.
Cuando digo que una serpiente me da miedo, no estoy diciendo que la serpiente me manda un miedo que yo percibo. El miedo no pertenece a la serpiente, es una respuesta de mi organismo para inducirme a alejarme de aquello que ha percibido como peligroso.
De igual manera, el dolor es la forma que tiene el organismo de manejar
situaciones percibidas como peligrosas para tu integridad, no es
propiedad de los tejidos.
Que te duela el hombro no quiere decir que tengas una lesión en el hombro, quiere decir que tu organismo ha valorado que en ese hombro pasa algo que pone en riesgo tu integridad.
La mayoría de las veces está en lo cierto, sin embargo, de la misma forma
que se puede sentir miedo en ausencia de peligro real, sentir dolor no
es garantía de daño físico. Que te duela la cabeza no quiere decir que tengas algo mal en la cabeza.
Para saber qué es la migraña, tenemos que situarla entre las emociones.
Al 93% de las personas les duele la cabeza alguna vez a lo largo de su
vida (Rizzoli et al, 2018). Esto quiere decir que el dolor de cabeza,
más que una misteriosa enfermedad, es una potencialidad que todo ser humano tiene. El verdadero problema es cómo se cronifica en un 12% de la población.
Ocurre de forma similar con el miedo, otra emoción. Todo ser humano tiene la capacidad de sentirlo, pero en muy pocas personas se cronifica para desarrollar una fobia.
El problema no es sentir miedo, es que se cronifique. Se establece una DINÁMICA que va más allá de la capacidad de sentirlo.
De igual manera, sabemos que las cabezas normales tienen la capacidad de doler. Por tanto, la pregunta no es por qué duele la cabeza, sino CÓMO se cronifica este dolor de cabeza.
05 La migraña se construye
La migraña no aparece de un día para otro, se construye a medida que la persona hace cosas para librarse de ella, estableciendo una dinámica que retroalimenta la capacidad neurofisiológica de sentir dolor.
Cuando hablamos de problemas crónicos hablamos de dinámicas.
Por ejemplo, para desarrollar una fobia, miedo crónico, se necesita, además
de un organismo capaz de sentir miedo, un entorno y un comportamiento.
El miedo se cronifica porque la persona está haciendo algo (evitar
aquello que teme), que retroalimenta su capacidad neurofisiológica de
sentir miedo. No se debe a un cerebro autónomo.
La capacidad de sentir miedo es, evidentemente, neurofisiológica. Sin
embargo, tanto su puesta en marcha como su cronificación, están
determinadas por eventos externos al sistema nervioso.
En la migraña, dolor de cabeza crónico, sucede lo mismo. Una cosa es la
capacidad de sentir dolor de cabeza, y otra su cronificación. El problema no es la activación neurofisiológica: es la dinámica que la retroalimenta.
No es casualidad que los neurólogos sean el grupo de población que más migraña padece.
Tampoco que existan tantos y tan diferentes remedios que funcionan en algunas personas, pero que no se pueden sistematizar con éxito en otras: alimentación, piercing, acupuntura… funcionan si rompen la dinámica, no por ellos mismos.
07 Tu problema no es el dolor de cabeza sino lo que haces cuando te duele la cabeza
El primer paso para superar la migraña es entender que, capacidad de sentir dolor de cabeza y cronificación del dolor de cabeza, son procesos diferentes.
Para desarrollar una migraña necesitas algo más que la capacidad de sentir dolor.
Cuando hablamos de cronicidad, hablamos de dinámicas. En el caso de la migraña, estas son algunas conductas típicas que contribuyen a su mantenimiento:
¿Te parece que no tiene sentido?
Observa lo que pasa en otra emoción crónica, una fobia:
En el momento en que la persona hace algo diferente (dejar de evitar aquello que le da miedo), las activaciones neurofisiológicas que dan lugar al miedo, desaparecen. Sin fármacos, sin modificaciones genéticas…
No es magia. Es que lo que ocurre en el cerebro no se puede separar del entorno porque forma parte de una dinámica, de una emoción.
08 ¿Cómo va a curarte un psicólogo la migraña?
Los psicólogos somos los especialistas en emociones, y el dolor es una emoción sujeta a una dinámica que no se puede reducir a biología.
La migraña no ha tenido cura hasta ahora, porque es una emoción, y las
emociones no se curan, se reequilibran. Los abordajes que tratan de
curar, están condenados al fracaso.
Cuando comprendes que el dolor es una emoción, que psicológico no quiere decir inventado, irreal o que lo podrías superar si realmente quisieras; y que nadie se puede provocar dolor a sí mismo, te das cuenta que ir al psicólogo para curar la migraña, tiene mucho más sentido que ir al neurólogo.
Que seas escéptico es lógico y además, deseable. Cuanto más escéptica
es la persona, al poner más atención al proceso, mejor funciona.
09 La mejor prueba de una teoría es su aplicación
Consulta lo que dicen las personas que han superado la migraña con este enfoque.
La migraña es una hipótesis que, dependiendo de cómo respondas a ella, será aceptada para cronificarse o rechazada para desaparecer.