El fin último es el dinero. Quién te dice que el dinero no es importante en un sistema capitalista como el que vivimos, te engaña vilmente. El dinero es importante para aquellas cosas que dependen del dinero, y en este mundo dependen muchas cosas del dinero, no puedes ser feliz sin dinero en este mundo.
De hecho, esta sociedad funciona sobre la lógica de la insatisfacción que lleva a consumir, y las redes sociales nos desvían a tratar de conseguir un sucedáneo de felicidad, la llamada felicidad mercantil, donde la felicidad ya ni siquiera está en tener sino en comprar.
Han conseguido que nos sintamos bien comprando, ni siquiera disfrutando aquello que compramos. Es como en las adicciones, que la persona disfruta más imaginando cómo va a ser ese momento que del propio momento.
En esta sociedad consumir es un acto altruista, porque si no consumimos esto se para. Ya no cambiamos de zapatos cuando se rompen sino cuando pasan de moda o vemos a un paisano famoso con el último modelo. Sin embargo, eso no es felicidad, la felicidad es una consecuencia de lo que hacemos, y consumir es un sucedáneo vacío.