La palabra bulimia deriva del griego y quiere decir hambre de buey. Sientes un deseo irrefrenable por la comida que, por mucho que lo trates de controlar, siempre se te va de las manos y acabas comiendo sin control.
Si tienes bulimia es que tienes una relación demasiado rígida con la comida: no comes por placer, comes para adelgazar, para estar sana… comes para llegar a controlar la comida, pero es la comida la que acaba siempre controlándome a ti.
La trampa es que estás controlando el deseo de comer, algo que nadie puede hacer. Las prohibiciones, el control, la comida sana… te llevan a estar constantemente pensando en la comida y en comer.
Hay personas que gozan extraordinariamente de la comida y quieren seguir comiendo, los llamados boterianos, que normalmente tienen una vida y no lo viven con desagrado, al contrario.
Hay otras que la viven como un demonio que les gana la batalla una y otra vez, que son las que peor lo llevan.
Hay personas que son capaces de hacer dieta pero cuando bajan de peso se asustan, porque su foco en realidad, está más en las relaciones sociales, las personas yo -yo. La grasa se convierte en una especie de armadura que le protege de, por ejemplo, tener que gestionar el
gustar a otras personas.
Tratamos la bulimia
Somos psicólogos especialistas en el tratamiento de la bulimia en pocas sesiones y te atendemos en Bilbao y online.
Tú confías en tu buen hacer, en tu fuerza de voluntad. El problema (crees) es que no le has puesto suficientes ganas, es cuestión de un poco más de fuerza de voluntad, la fuerza más sobrevalorada de la naturaleza. De esta forma, la fase de control te lleva, como la corriente del río (que por fuerte que sea termina mansamente en el ancho mar) al ancho atracón. Cuanto más tratas de controlar, más fácil será que descontroles.
El bueno de Oscar Wilde no hace más que repetirte: “la única forma de resistir a la tentación, es caer en ella”, pero a ti ese rollo no te va. Ya lo decía Agustín de Hipona, santo, padre y doctor de la iglesia católica, nada más y nada menos, también conocido por San Agustín, “la abstinencia total es más fácil que la moderación”. Así que vuelves a la abstinencia con más ganas e ilusión que nunca.
Al principio todo va bien, pero si lees la letra pequeña, hay alguna contraindicación:
La única forma de controlar el demonio en el que se ha convertido la comida es hacerse amigo de él. Cuando la comida es lo único que tienes, hacer dieta nunca va a funcionar, y buscamos también reconectar con los otros grandes placeres de la vida.
Si te prescribes comer una cucharada de helado, la comes y te sientes bien, y es probable que no comas más. Por el contrario, si te prescribes no probar el helado y comes la misma cucharada, te sientes mal y es muy probable que ya no puedas parar: de perdidos al rio…
El tratamiento para la bulimia se basa en recuperar la amistad con la comida, en una relación que se base en el placer y no en el control. Además de reconectar con los otros placeres de la vida: si la comida es tu único placer, y además te llevas mal con ella, estás condenada a perder la partida.
El objetivo es volver a tener una relación sana con la comida, en la que llegues a comer por placer y no por control. La combinación de placer y control nunca funciona bien. Si sigues basando tu relación con la comida en el control, seguirás perdiendo el control sobre ella, porque la comida se convierte en un demonio que sacas por la puerta y entra por la ventana.
Enlaces de interés:
Anorexia juvenil
Vomiting
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