Anorexia juvenil y en adolescentes
La enemiga vestida de amiga
Tratamiento de la anorexia en Bilbao
El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Oscar Wilde
Víctimas de su gran capacidad
La palabra anorexia quiere decir falta de hambre, pero curiosamente, la chica anoréxica no tiene falta de hambre, de hecho pasa mucha hambre; lo que pasa es que tiene una extraordinaria capacidad de control que lleva a la abstinencia, la esencia de la anorexia. Una capacidad que, si bien al principio le da seguridad porque es capaz de controlar su cuerpo, le lleva a construir una prisión de la que no puede salir.
La anorexia es un intento de manejar los cambios de la adolescencia (cambios físicos, primeras exploraciones sexuales…) y adaptarse a los iguales. Es por eso que, a pesar de ser un trastorno muy grave, la chica lo vive con agrado, como si tuviera una aliada, y en muchos casos ni siquiera tiene conciencia del gran problema que tiene.
Es una forma de resolver el problema de la estructuración de la identidad, donde la separación del cuerpo, los tratamientos médicos y las etiquetas familiares y sociales son percibidas como deseables porque protegen, reaseguran y quitan responsabilidad con respecto a los deberes propios de la edad.
La anorexia es uno de los trastornos que más ha empeorado desde la pandemia. Su edad de inicio cada vez es menor (se ven niñas de 10 - 11 años), y cada vez hay más hombres.
A la joven no le gusta su cuerpo y empieza restringiendo la alimentación, controlando el peso con la báscula y entrando en bucle con espejos (a veces los evitan otras no se separan de ellos).
La anorexia puede ser:
El papel de los padres
Hay una gran ambivalencia de la chica con respecto a los padres: una clara dependencia infantil y una manifiesta agresividad. Cree que si de verdad la quisieran, le dejarían hacer lo que quiere con la comida, pero los padres no pueden ser cómplices de este sinsentido.
Los padres, imprescindibles en la psicoterapia porque sin ellos la probabilidad de fracaso es altísima, son los que más sufren la situación. Sólo tienen dos herramientas que usa hasta la extenuación: la súplica y las amenazas, y cuanto más aumentan, menos come la hija. Están hiperatrapados, a veces se acercan a ella de forma protectora y otras de forma amenazadora, incluso hasta pegarla.
El objetivo es darles herramientas para manejar la situación y llegar a dominar este terrible enemigo.
Con ella el objetivo básico es que vuelva a comer, pero no mecánicamente sino recuperando el placer y sensaciones como el hambre o la saciedad, y una percepción más ajustada de su cuerpo. La chica con anorexia es como un diamante que hemos de tallar con todo el cariño del mundo, para ir haciéndole ver que esa armadura que le daba seguridad ahora le asfixia, porque se ha metido en una prisión de la que ya no puede escapar.
Es síntoma de buena salud psicológica querer verse bonita ante el espejo, sin embargo, no se puede llegar a tener un cuerpo bonito por el camino de la anorexia, porque ésta sólo deja espacio para un esqueleto. Hay que hacer ver que la anorexia ya no le sirve para lograr ese objetivo.
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