El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es bien conocido por sus formas clásicas, que son el lavado compulsivo o la necesidad extrema de orden. Sin embargo, existe un subtipo mucho menos conocido: el TOC moral. Este tipo de TOC, también conocido como "escrupulosidad moral", se caracteriza por pensamientos intrusivos centrados en el miedo a ser o actuar inmoral, dañar a otros o violar códigos éticos o religiosos.
A diferencia de los otros tipos de TOC, el moral se da en ámbito de lo intangible: la culpa, el juicio, la rectitud, lo correcto y lo incorrecto. Tal como explicaba el psicólogo Alessandro Bartoletti, especialista en Terapia Breve Estratégica, en el webinar del que se extrae este artículo, se trata de un "trastorno de lo prohibido", donde lo temido no es una acción concreta, sino el solo hecho de pensarlo.
El TOC moral tiene una base común con el resto de trastornos obsesivo compulsivos: la aparición de pensamientos no deseados (obsesiones) que generan ansiedad y malestar, seguidos de comportamientos o pensamientos repetitivos (compulsiones) con el objetivo de neutralizar esa ansiedad.
Pero lo que distingue al TOC moral es el tipo de contenido de esas obsesiones: ideas relacionadas con la moralidad, el bien y el mal, la justicia, el daño a otros o incluso con elementos religiosos. Las causas, tal como expone Bartoletti, no se pueden reducir a un único factor. Más bien surgen de una combinación:
01
Un sentido del deber y de la ética extremadamente riguroso.
02
Creencias personales o culturales sobre la pureza, la bondad o el castigo.
03
Altos niveles de autocrítica y una sensibilidad especial hacia el sufrimiento ajeno.
En muchos casos, estas obsesiones aparecen en personas que han interiorizado un modelo de conducta extremadamente exigente consigo mismas y con los demás.
Síntomas más frecuentes del TOC moral
El TOC moral se manifiesta de forma interna, en pensamientos y sensaciones difíciles de detectar para los demás. Entre los síntomas más habituales están:
01
Pensamientos intrusivos y no deseados relacionados con cometer actos inmorales, dañar a otros, blasfemar o ser una mala persona.
02
Compulsiones mentales para intentar neutralizar esos pensamientos: repetir frases, revisar lo ocurrido, buscar certezas, rezar, evitar ciertas situaciones.
03
Ansiedad intensa y culpa ante la mera presencia de esos pensamientos.
04
Necesidad constante de confirmación por parte de otras personas: “¿Crees que soy una mala persona por pensar esto?”
05
Conductas de evitación: evitar estar solo con niños, con personas vulnerables, o incluso evitar ver ciertos contenidos o visitar lugares por miedo a tener pensamientos prohibidos.
El miedo no reside en realizar realmente una acción inmoral, sino en el hecho de haberlo pensado o imaginado. Para quienes sufren TOC moral, la línea entre pensamiento y acción se difumina, generando una angustia constante.
Uno de los aspectos clave del TOC moral es la forma en que las personas interpretan sus propios pensamientos. Se producen distorsiones cognitivas que alimentan el ciclo obsesivo-compulsivo:
Estas distorsiones son precisamente el objetivo de los tratamientos psicológicos: desactivar la fusión pensamiento-realidad y recuperar un criterio razonable y flexible de juicio sobre uno mismo.
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Habla conmigo y ponle palabras a eso que no te atreves ni a pensar. La libertad empieza en la mente.
Aunque comparte la misma base que otros subtipos, el TOC moral se diferencia en su enfoque hacia lo simbólico y lo invisible. No hay contaminación física, sino "contaminación moral". Algunos puntos distintivos:
Por eso, muchas veces este tipo de TOC pasa desapercibido. Desde fuera, la persona parece normal, incluso con un gran sentido de la justicia.
No conviene dar recomendaciones generales para los trastornos psicológicos porque cada caso debería de tratarse individualmente. Sí es interesante tener en cuenta que el mecanismo básico sobre el que se sostiene el TOC moral, es el intento de controlar los pensamientos, algo que ningún ser humano puede hacer.
Tenemos que tener en cuenta que tratar de no pensar es pensar dos veces, porque para no pensar tienes que pensar en aquello en lo que no quieres pensar, y acabas en un bucle sin fin.
Así, el tratamiento consiste en ayudar a la persona a salir de ese bucle con diferentes estrategias adecuadas a su tipo de TOC moral, para que deje de luchar con sus propios pensamientos, ayudándole a:
En algunos casos, puede considerarse el apoyo farmacológico (con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), pero la intervención psicológica es el pilar principal.
Uno de los errores más comunes que cometen los allegados es ofrecer rápidas respuestas de tranquilización: "Claro que no eres una mala persona". Aunque bienintencionadas, estas respuestas refuerzan el ciclo obsesivo.
Lo más recomendable es:
01
Animar a la persona a buscar ayuda psicológica especializada.
02
No alimentar compulsiones como repeticiones, comprobaciones o confesiones reiteradas.
03
Comprender que no se trata de creencias reales, sino de pensamientos intrusivos.
04
Ofrecer apoyo emocional sin entrar a debatir el contenido moral de los pensamientos.
Todos los TOC morales tienen en común la necesidad de controlar pensamientos que se perciben como moralmente inaceptables, aunque en realidad sean simples productos de la mente, no intenciones reales. Como decía San Juan Bosco, quien tiene en paz su conciencia, lo tiene todo.
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