Sabemos que el origen de todo dolor es una percepción, y que toda percepción es inseparable del comportamiento. Por tanto, para superar el dolor de cabeza crónico, tienes que cambiar tu comportamiento, la relación que tienes con el dolor de cabeza.
Por un lado, la característica esencial del comportamiento de una persona con dolor de cabeza crónico, es que deja de vivir hacía el mundo para vivir alrededor su cabeza, y cuanta más atención le presta, más probable es que le duela. De hecho, llevar un diario de dolor de cabeza o estar atento a la cabeza para tomar el fármaco precozmente, son excelentes formas de cronificar el dolor. Típicamente dice: cuando no tenga dolor de cabeza haré tal o cual, iré a esto o a lo otro… y debes darle la vuelta: no tienes que superar el dolor de cabeza para recuperar tu vida; tienes que recuperar tu vida para superar el dolor de cabeza
Por otro lado, tienes que olvidarte de los desencadenantes, porque como no tienes forma de anticiparte y controlarlos, estar pendiente de si viene o no, genera un estado de inquietud que, efectivamente, hace más probable la aparición del dolor. Lo único que tienes que tener en cuenta es que, sea cual sea el desencadenante, está equivocado, por lo debes centrarte en cómo respondes al dolor de cabeza, ahí tienes todo el control. Cuando te empieza a doler la cabeza, quiere decir que tu organismo opina que algo no va bien, dependiendo de tu reacción, esa opinión se ratifica o se rectifica. Si te asustas y te metes en una habitación a oscuras… estarás ratificando la percepción de amenaza; por el contrario, si en la medida en que el dolor te lo permite, mantienes la calma y cierto nivel de actividad sin forzar demasiado, estarás rectificando la percepción; consecuentemente la activación neurofisiológica tenderá a disminuir, y el dolor con ella. No es fácil, sin embargo, cambiar la forma de reaccionar es la clave para cambiar la percepción: tienes que perderle el miedo al dolor.
No es casualidad que haya tantos y tan diferentes remedios para el dolor de cabeza (botox, cambio de alimentación, deporte, piercing, acupuntura…), que funcionan en unas personas pero no en otras.
Si funciona uno, ¿cómo puede funcionar otro totalmente distinto?, ¿por qué no se pueden sistematizar para usarlos con todos los pacientes?, ¿qué tienen en común? Lo que funciona no es el remedio en sí; es el hecho de hacer algo diferente, de cambiar el comportamiento, lo que por azar y sin buscarlo premeditadamente, cambia la percepción en esa persona, siendo imposible replicarlo en otra, porque una percepción es una opinión particular de la realidad.
Para superar la migraña no tienes que cambiar una proteína, un péptido o una neurona; tienes que cambiar una opinión (percepción).